Era la última chispa que ardía en el mundo, y sin saber como, se extinguió, fue una noche fría de invierno, el viento soplaba fuerte y constante, esos dos seres, solo se miraron por unos segundos, como si el tiempo se detuviera entre ellos, en ella, las lagrimas corrían cual caballo de carrera a punto de llegar a la meta, en él no existió gesto alguno que identificara su congoja se dio vuelta y partió contra el viento con la frente en alto y las manos en los bolsillos .
Ella solo lo vio alejarse, mientras pensaba en los momentos juntos, en todas las veces en que fueron uno, en la luz que él le trajo a su vida, las risas, los susurros, las palabras, el cuento había llegado a su fin.
Fue el día más triste en su vida, y se apago la última llama de la humanidad, ese día murió el amor en el mundo.
Desde ese día, lo que llamamos amor, no son mas que breves ilusiones a las cuales el hombre se aferra a creer, compañías nocturnas que acaban al amanecer, tardes de conversaciones sin más fin que el de aplacar el dolor que produce el ser incapaz de volver a amar.
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