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martes, julio 11, 2006

estudiar debo, quiero, soy humana!!!

Hoy conversando con una amiga, como lo hacemos casi todos los días, me dice "tengo que estudiar y no quiero " nos reímos harto rato y comenzamos a hablar de que era común en todos los estudiantes sobre todo, en periodo de fines de semestres, y la cosa hubiese quedado ahí, pero resulta que es muy común y casi estamos acostumbrados. ¿Es acaso normal? Acudí a mi fiel amigo de enseñaza e inagotable fuente de inspiración "San Google" y comencé a buscar. Lo primero que apareció fueron miles de links de foros donde todos decían cosas como "tengo examen, se que debo estudiar pero no quiero" o "ya no se que hacer para animarme a estudiar" o "cada día me motiva menos estudiar", y dije ¡bingo! ahí esta, 3 palabras claves con que empezar mi investigación "querer" "ánimo" y por ultimo y la más importante "motivación".
Veamos "querer" por definición es;
Desear o apetecer. Amar, tener cariño, voluntad o inclinación a alguien o algo. Tener voluntad o determinación de ejecutar algo .
Ahora "ánimo”; alma o espíritu en cuanto es principio de la actividad humana. Valor, esfuerzo, energía. Intención, voluntad. Atención o pensamiento .
Y por ultimo "motivación”. Acción y efecto de motivar. Ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia .
Ahora sabiendo esto, busqué la conexión o algo que lo relacionara, si no queremos estudiar, no deseamos hacerlo, es decir ¿si no nos interesa por qué lo pensamos?, si no tenemos ánimos quiere decir que sentimos existen cosas más importantes que hacer o pensar, ¿acaso no debería ser una de nuestras prioridades?, no tenemos motivación, ¿acaso no existe razón para estudiar?... ¡No!, Si queremos estudiar por algo lo pensamos, es una de las cosas más importantes y existen diferentes pero muy importantes razones para estudiar, entonces en ¿dónde está el problema? Fácil, en que estamos tan acostumbrados a que nos "obliguen" por así decirlo, que hacer las cosas cuando nos dejan en libre albedrío tendemos a dejar todo para último minuto, esto conciente de que no deberíamos, es decir no es normal, solo que lo hemos asumido cotidianamente y pensamos que es normal, una solución podría ser no pensar tanto en que tenemos que estudiar, y simplemente hacerlo, es decir, pasamos mucho tiempo, diciendo lo que deberíamos hacer, y al final de tanto que lo dijimos no lo hacemos, o lo hacemos a medias. La mejor solución sería, hablar menos de lo que haremos en el futuro y hacerlo ahora en el presente, en resumen como consejo solo les puedo decir, viva el ahora, no piensen tanto en que vendrá, por que si se quedan hablando de lo que tienen que estudiar, le quitan tiempo al estudio y el resultado será un rojo o un moradito con suerte. Sabiendo que probablemente cometeremos el mismo error lo bueno es que errar es humano, y aquel que este libre de pecado que lance la primera piedra.

ventana



me vio...
amaneció en los cristales
de mi ventana
y el caminaba tranquilo
sabía que lo miraba...

me vio...
entre ramas
y malezas;
y yo levanté la vista
por si tu luz asomabas...

me viste...
y lloviznaron lágrimas
por las ataduras invisibles
por lo inexplicable
de amar a esta dama...

y tu caminaste tranquilo
con una sonrisa en el alma
si casi pudiste tocarme
detrás de esos ojos llorosos
detrás de la ventana...

viernes, julio 07, 2006

La personalidad no es algo fijo. Puede cambiar a lo largo de toda la vida.





Conforme pasan los años, nos preocupamos más por el trabajo y las personas que conocemos.

132.515 adultos de edades comprendidas entre 21 y 60 años participaron en un estudio que evaluó los cinco rasgos principales de la personalidad: escrupulosidad, agradabilidad, neuroticismo, apertura y extraversión.

Los investigadores Sanjay Srivastava y Oliver P. Juan, de la Universidad de California, en Berkeley, encontraron que tienen lugar ciertos cambios en la edad adulta media. La escrupulosidad aumentó a través de franja la gama de edad estudiada, dándose los mayores aumentos en la segunda década de la vida de una persona; este rasgo define a las personas organizadas, planificadoras y disciplinadas, e investigaciones pasadas lo han asociado al funcionamiento y compromiso en el trabajo. La agradabilidad aumentó en la mayoría durante la tercera década; este rasgo define a las personas cálidas, generosas, y dispuestas a ayudar, y se ha asociado a las relaciones y al comportamiento prosocial. El neuroticismo declina con la edad para las mujeres pero no para los hombres; este rasgo define a las personas que se preocupan en exceso y son emocionalmente inestables. Se ha ligado a la depresión y a otros problemas de salud mental. La apertura mostró disminuciones pequeñas con la edad para los hombres y las mujeres. Finalmente, la extraversión disminuyó para las mujeres pero no mostró cambios en hombres.

En las mujeres jóvenes, tanto el neuroticismo como la extraversión eran mayores que en los hombres jóvenes, pero las diferencias entre sexos tienden a disminuir con la edad.

Este estudio contradice el punto de vista sostenido a menudo de que los rasgos de personalidad están genéticamente programados para no cambiar en la edad adulta. Sin embargo, hay evidencias que contradicen esta afirmación, explican los autores de la investigación. En el estudio, "niveles promedio en los rasgos de la personalidad cambiaron gradual pero sistemáticamente a lo largo de la vida, incluso después de los 30 años de edad. El aumento de la escrupulosidad y agradabilidad y la disminución del neuroticismo en la edad adulta puede indicar un aumento de madurez"