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jueves, mayo 27, 2010

Los principios




Odio los finales por que son predecibles, cuadrados, casi premonitorios, aunque cambien los escenarios el final es el mismo, aunque cambien los actores las consecuencias serán las mismas. De tu risa simpática a tus carcajadas estridentes, de tu mirada tierna a una lúgubre y perversa como el anfitrión de las catacumbas.


Odio los finales por que son fríos, lejanos a la realidad, crueles, incluso algunos satíricos, por que son como un velorio de conservador. En los que sientes que vives en mundos de fantasía creados por tu subconsciente sólo para satisfacer una faceta sádica y masoquista que ni siquiera tienes conciencia de que existe.


Odio los finales por que hacen que hasta Sherlock Homes se vuelve estúpido y angustiosamente melodramático.


Por algún extraño motivo tu presencia dejo de ser un deleite, ahora es incomodo y ratos frustrante, es que tu alma está podrida y tu cerebro parece sólo recibir ordenes motoras básicas.

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Me gustan los principios, todo es nuevo, cualquier cosa puede pasar, hasta el hecho impulsivo y atarantado puede resultar bien, todos los escenarios son nuevos, incluso los conocidos tienen nueva decoración.


Me gustan los principios por que no definen sus lineamientos los actores, los buenos son malos, los malos son buenos, se sabe tan poco que cualquier cosa puede pasar en el camino.


Me gustan los principios por que son las historias más dispersas, risas, llantos, penas, todas las emociones nos llevan a lo mismo, conocer, pues todo puede suceder. Ahora entiendo por qué se confunden las moscas con luciérnagas en el día

jueves, mayo 06, 2010

Manos


Y como un hecho tan simple te hace sentir tan bien, mis forzudas uñas de un largo casi gatuno me aburrieron , tecleaba mal, no podía marcar bien los números en mi cel y para ser sincera, de escribir un mensaje de texto ni hablar, ahora mis manos están con las uñas cortitas, me cuesta acostumbrarme a escribir de nuevo, principalmente por que estoy acostumbrada a llevarlas largas como mi mamá, pero sabes que me hizo tan feliz, que miro mis manos y me acuerdo de ti, tengo tus manos , las de mi padre, el tallador, karateka, poeta y bohemio, esas manos que muestran entre arrugas y manchas y cortes, innumerables aventuras y buenos ratos, esas que parecen que fueron hechas para una guitarra, de manos grandes y dedos largos, cuadrados y firmes, tu manos papá.