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miércoles, abril 20, 2011

El suertudo, la ex y la exxx


El ambiente se convierte en bípedo, algunos por unos lares y otros por unos ambiguos. Los menos y bastante circunstanciales se hacen propios.

El suertudo y la ex, tienen la atmósfera romántica y ambigua que da pie para el polvo rapidín y el olvido Express.

La exxx se ríe, disfruta de su lugar y puesto asignado, la payasa del momento y la orgullosa del lugar, solitaria y fría, el altar. Entre la muchedumbre, sus pensamientos se funden con el viento y se guardan en aquellas coplas que vientos más fríos arrastraron a los abismos.

El suertudo, los planes, las metas, las quimeras, las risas, los chistes, los trofeos y las frustraciones.

Ella la ex con metas, sueños, planes, dudas e incertidumbres y por suerte con consuelo, hombro y brazos de trincheras

La sobrante, las risas, las catarsis, los refugios, las huidas, los idilios y los recuerdos, de cuerpos ajenos, que se sintieron propios, de realidades llegadas de frentón y sin memo. Donde ya no se da abasto y se busca el final sin heridas, con unas cuantas cicatrices que en realidad ya casi no molestan.

Presencia Ausente



Tu sonrisa aún esta fresca y sincera en mi mente

Tus ideas bien impuestas en mi persona

Tus simpleza intrínseca en mi manera de ver la vida

Tu alegría la intento duplicar día a día

Tu ojos lo llevo bien puestos junto a la ilusión

Esa ilusión de algún día ambos seremos humo

Y flotaremos alrededor de los campos de argentina

Junto a otros humos queridos que se siempre nos robaron el corazón

sábado, abril 16, 2011

La mejor decisión



En la misma habitación dónde fuimos uno alguna vez, lo decidí; me costo unas horas, unos días, unas semanas.

Analicé todas y cada una de las palabras que debía usar para qué entendieras que de verdad no quería, pero debía.

No encontré el momento de hablarlo, no tuve la oportunidad, tu diste el primer paso la distancia… lo siguió mi silencio.

A mi, sinceramente, no me gustan los finales, pero tu… ni siquiera los conoces. Tu o yo y sí, fui egoísta por primera vez me elegí a mi misma. Aún seguía sin salir ese ¡Adiós!, así que sólo sequé mis lagrimas, elimine tus recuerdos uno a uno, lenta dolorosamente, casi rozando en el masoquismo.

No te dije adiós, estaba sobrando como todas esas emociones que nacieron con un par de lentes y que ahora asesina el tiempo.