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jueves, septiembre 23, 2010

Escribo lo que soy y soy lo que escribo


Me pregunto que sería mi vida sin mis escritos… con tal sólo pensarlo un escalofrío recorre mi espinazo…

Si no escribiera todos esos pensamientos impetuosos, sinceros, reales, tiernos y medios calentones es probable que yo misma no sería lo que soy ahora. No existiría.

Hubiesen sido anécdotas más del diario vivir, pero yo los inmortalicé en frases sueltas con un sentido que bordea lo abstracto, utilizando palabras como colores, y de lienzo mi imaginación. Soy una artista quizá un poco más conceptual que plástica.

Lo gracioso es que la gente lee como fantasía lo real, condimentos para mi obra final.

Probablemente si no escribiera no tendría tan desarrollada mi imaginación, y muchas de mis ideas más geniales no existirían.

También sería más retraída pues mis explicaciones desglosadas no deleitarían a varios cómo lo hacen ahora.

Soy romántica como Benedetti, fogosa como Anaís Nin , tengo la creatividad del dibujante del señor enviñetado, la poesía de Sabina, la visión de Silvio, el descontento de Joy Ramone, la sicodélica de the Beatles y la locura de Tulily.

No me interesa la fama, ni la gloria, pero siento que no escribir es dejar que la vida pase, estancar la trascendencia.

Tengo algo que decir siempre, sin importar si lo quieren saber, yo me soy fiel a mi misma y lo digo, por lo irreverente probablemente también me lo digo a mí.

Le ruego a Jebus que no me falte inspiración, que no sé acabe mi curiosidad y ganas de aprender, que no se vaya el libido de unos recuerdos iluminadores para cualquier pluma, en especial la mía, por que soy una luciérnaga noctámbula y brillo siempre más en la oscuridad.



domingo, septiembre 05, 2010

Recuerdo



Lo triste de recordarte es que cada día eres más eso, un recuerdo, un momento perdido en el espacio, algo tan intangible y ambiguo como el actuar diario.

Cuando el clima es agradable, suena la guitarra y mis neuronas se van de vacaciones, viene esa sonrisa cómo un destello de un pasado fugaz e intenso a mi memoria, sin carros alegóricos ni jolgorio.

Otras veces sólo un cúmulo de sin sabores y silencios acompañados de mala onda y palabras rancias, dichas al aire.

Recuerdo un beso furtivo sin plan, unos cuántos vasos vacíos y una melodía de fondo en alguna butaca del tiempo.

Recuerdo la risa fingida, el abrazo obligado y los gemidos rebotando entre el alto techo y la alfombra vieja.

Recuerdo el pelo desaliñado, las manos nerviosas y ansiosas deseando que el cerebro se apagara al instante

Recuerdo silencios, ausencias y hasta desprecios. Lo bueno de recordarte es que sé, que sólo eres y serás un recuerdo. Una memoria que se hace de algo pasado o que ya se habló.