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sábado, agosto 22, 2009

La Caperucita y el lobo (postmoderna)



Había una vez una niña hermosa, su madre una mujer esforzada y de trabajo. Con el sudor de su frente y el cansancio de sus brazos, le daba a su pequeña Caperucita todo lo que necesitaba. No tuvo la oportunidad de estudiar y sólo llego a primero de humanidades, cuando su vida tuvo un cambio rotundo, al quedar embarazada. Desde ese mismo día dejo los estudios y se dedico a lo único que podía hacer, trabajar limpiando, para poder costear todo para su pequeña.

Caperucita soñaba con ser algo más que sólo una simple empleada, cómo acostumbraba a gritarle en la cara a su madre, cuando no la quería dejar salir con su pololo conocido cómo el Lobo, por su cara huesuda. Lo conoció a la salida de su liceo, y él ante la belleza notoria de la Caperucita se fue acercando poco a poco, hasta que logró enamorarla, a punta de ositos, anillos, pulseras, cenas y cine. Todo lo que ella quería lo tenía.
La mala fama del Lobo, era conocida en toda la población, desde sus historias amorosas siempre turbias, hasta los papelillos con coca que vendía todos los días, tener “mosca” como siempre decía.

Cuando su madre descubrió la fama del Lobo, se opuso a la relación y la envió al sur dónde su mamá. La Abue, como Caperucita le decía de pequeña, apoyó inmediatamente a su hija con al decisión, una niñita de 13 años con un drogadicto y traficante de 25 no era precisamente lo que siempre soñó.

Cuando Caperucita llego dónde su abuela, retomo su conducta, se unió a la comunidad católica que se reunían todos los domingos y ya había olvidado su infantil amor.
Todo estaba bien, hasta que un domingo, mientras Caperucita descansaba escuchando música en su pendrive antes después de el trabajo comunitario, alguien golpeó la puerta de madera. La Abue se levando a abrir rapidito pensando que era su vecina, a demás estaba lloviendo, su cara se deformo inmediatamente cuando vio la cara de un joven desconocido que por la cara huesuda y ojos desorbitados, adivino era el Lobo.

Trato de cerrar la puerta, cuando el lobo se abalanzó sobre la señora y comenzó a golpearla mientras le gritaba “¡¿vieja de mierda, dónde está la caperucita?!” la señora no alcanzó a decir nada cuándo Lobo toma una lámpara de la mesa de entrada y se la quiebra en la cabeza. Comienza a caminar por un pasillo hasta llegar a la pieza dónde Caperucita dormía, ella se asusta ya que venía como loco y con sangre en las manos, Caperucita pega un grito de esos de terror.

Fue la última vez que pudo emitir sonido alguno, luego de la violación y enterarse que su abuelita estaba muerta, nunca volvió a hablar, hasta el día que le disparo en su juicio al Lobo y le grito ¡infeliz!, antes de suicidarse.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado, en la vida real los leñadores no existen sólo maquinas que hacen su trabajo.

Por Lilyan Soledad Pizarro Pérez

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