Hace unos años atrás, septiembre, pero del 2017, tome la decisión de pasar por alto la opinión constante, sonante y juiciosa de varias personas que pululaban a mi alrededor.
“Me importa una raja” cobro una relevancia semiótica tremendamente importante pero muy poco lingüística para aquellos años, llenos de apariencias, cordialidades y moralidades.
La frase, para muchos poco docta, de lo que debería ser de una y otra forma para todos, pero tener poca relevancia en la vida propia, en un mundo de apariencias y llena de juicios de valor personales o bien llamado prejuicio cobra mayor relevancia. Lo que no es más que una opinión preconcebida, generalmente negativa, hacia algo o alguien.
Hoy 2021 con casi 36 años y con una pandemia mundial a cuestas “Me importa una raja” lingüísticamente la he explicitado más a diario, es que al igual que a la Tia Paty Cofre, a esta señorita con culo de señora, se le atragantan las chuchadas, y la verdad cada día me importa más todo una raja, pero hay ciertas cosas, que no pueden serme indiferente, y seré probablemente desconfiada, intransigente, soberbia y drástica, pero saben qué? También me importa una raja que no todo me importe una raja.
Ps: y aprovechó de lucir los primeros resultados de meses de entrenamiento y constancia